SELLO | PAPAS ANTIGUAS DE CANARIAS Y QUESO MAJORERO

PAPAS ANTIGUAS DE CANARIAS Y QUESO MAJORERO

DATOS TÉCNICOS DEL SELLO

Número EDIFIL: 5635

Temática: Denominaciones de origen protegidas

Fecha de puesta en circulación: 20 de febrero de 2023

Procedimiento de impresión: Offset

Soporte: Estucado, engomado, fosforescente

Formato de los sellos: 40 x 30 mm (horizontales)

Dentado de los sellos: 13 ½ (horizontal) y 13 ¼ (vertical)

Formato de la Hoja bloque: 99 x 133 mm (vertical)

Valor postal: 3 € cada sello

Tirada: 90.000 hojas bloque

Efectos por pliego: 2

Diseño: D.O.P Canarias

INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO

Una Denominación de Origen Protegida es el resultado de productos originarios de calidad que se deben al medio geográfico en el que se producen, así como a los factores naturales y humanos implicados en el proceso. Correos continúa realizando la serie dedicada a destacar la Gastronomía en la que recorre la geografía española acercándonos dos nuevos productos referentes de las Islas Canarias.

Las Papas Antiguas de Canarias son originarias del continente americano. Llegaron a Canarias en el siglo XVI y pronto prosperaron en las islas gracias a la diversidad de sus ecosistemas agrarios. Son exclusivas y de gran calidad.

Fueron sembradas por primera vez en Icod el Alto, Los Realejos, Tenerife, en 1622, según data el escritor Viera y Clavijo y desde entonces han sido protegidas por los agricultores de las islas cual tesoro. Se cultivan en régimen de secano; se siembran en enero y están 6 meses en la tierra. De igual manera están 6 meses disponibles para consumir en perfectas condiciones.

Actualmente existen 29 variedades dentro de la DOP, aunque el 90% de la producción se encuentra en la isla de Tenerife.

El queso majorero fue el primer queso de Canarias y primero de cabra en España en obtener la “Denominación de Origen” en el año 1996 y la mención de “Protegida” en el año 1999.

Se trata de un queso de coagulación enzimática, pasta prensada, puede elaborarse tanto con leche cruda como pasteurizada de leche cabra majorera, y adición eventual de hasta un 15% de leche de oveja canaria. Tanto su elaboración como maduración tienen lugar única y exclusivamente en la isla de Fuerteventura.

Atendiendo a su grado de maduración podemos encontrarnos con tres categorías:

-Tiernos: de 8-20 días.

-Semicurados: de 21-60 días.

-Curados: más de 60 días.

Los únicos untados permitidos son en los quesos semicurados y curados, pudiendo ser untados en pimentón gofio o aceite. Los quesos tiernos únicamente pueden encontrarse con su corteza natural.

Para reconocer un queso majorero por su etiqueta hay que buscar la mención “Denominación de Origen Protegida Queso Majorero”, dicha etiqueta siempre debe ir acompañada del logo europeo que acompaña a todo producto con el distintivo de Denominación de Origen Protegida y su contraetiqueta.

Aquellos quesos que incluyen la mención de “Queso Artesano” con los elaborados con leche de la propia ganadería.

SELLO | MARUJA MALLO

MARUJA MALLO

DATOS TÉCNICOS DEL SELLO

Número EDIFIL: 5634

Temática: Personajes

Fecha de puesta en circulación: 17 de febrero de 2023

Procedimiento de impresión: Offset

Soporte: Estucado, engomado, fosforescente

Formato del sello: 28,8 x 40,9 mm (vertical)

Dentado del sello: 13 ¼ (horizontal) y 13 ¾ (vertical)

Efectos en pliego: 25

Valor postal: 1 €

Tirada: 125.000 sellos

Diseño: Isa Muguruza

INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO

Resulta imposible atrapar en apenas una líneas a esta evanescente artista, mitad ángel, mitad marisco, como la definió Salvador Dalí: pintora, ceramista, escenógrafa, muralista, fue adorada por los poetas de su generación, que captaron antes que nadie la prodigiosa diferencia, el sello del genio que transmitía en todo lo que hacía.

Había nacido en Viveiro en 1902, y había volado hasta Madrid en los años veinte, cuando los jóvenes de la generación del 27 comenzaban a transformarse en lo que eran: entre aquellos escritores, artistas y cineastas ella acudía al Lyceum Club Femenino, escandalizaba a los ciudadanos al quitarse el sombrero y reivindicaba un espacio que obtuvo pronto: en 1928 expuso por primera vez, después de años de ilustrar para la Revista de Occidente o La Gaceta literaria.

Un viaje a París de 1932 transformó por completo su estilo: se inició en el surrealismo, entró en contacto con creadores como Bretón, Picasso o Magritte, y esa estética marcaría sus colaboraciones con Miguel Hernández o Alberti. Se encontraba en un momento excelente de su carrera, con diversas exposiciones y una lenta pero clara evolución hacia el constructivismo, cuando estalló la Guerra Civil.

Pasaría los siguientes veinticinco años exiliada en América, principalmente en Buenos Aires, pero también en Uruguay y por último en Nueva York. Los triunfos continuaron: expuso a nivel internacional, avalada por un prestigio creciente. A su labor como ilustradora y pintora se le unió la docencia, que siempre había practicado: si antaño había estado involucrada con las Misiones Pedagógicas, en América, continuó esa labor con clases y conferencias.

Cuando regresó a España, en 1962, se la consideraba ya como una de las grandes pintoras del siglo XX. Murió en Madrid, pasados los 90 años, en 1995. Su historia de éxito y reconocimiento es la excepción a la mayoría de los casos: pero no en vano hablamos de un ángel capaz de sobrevivir en las profundidades marinas.