SELLO | 500 ANIVERSARIO UNIVERSIDAD DE SEVILLA

500 ANIVERSARIO UNIVERSIDAD DE SEVILLA

DATOS TÉCNICOS DEL SELLO

Número EDIFIL: 4152


Temática: Efemérides

Fecha de puesta en circulación: 3 de febrero de 2005

Procedimiento de impresión: Calcografía

Papel: Estucado, engomado, mate, fosforescente

Dentado: 13 3/4

Formato: 28,8 x 40,9 mm (vertical)

Efectos en pliego: 50

Valor postal: 0,28 €

Tirada: 1.000.000

INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO

Gracias a la certera iniciativa del arcediano Maese Rodrigo Fernández de Santaella de crear un colegio-universidad destinado a alumnos pobres, surgió en Sevilla en 1505 el colegio de Santa María de Jesús, antigua sede y punto de partida de la actual universidad hispalense que ahora cumple 500 años de existencia. De ahí que sus cinco siglos de intensa labor educativa merezcan ser reconocidos con la emisión de este sello. Ya en sus comienzos el Colegio recibió el impulso del Papa Julio II quien otorgó una bula con la que facultaba a la institución para conferir los grados de Filosofía, Teología, Derecho, Medicina y Artes. De hecho sabemos, a través de los Estatutos de 1621, que la universidad sevillana disponía de cuatro facultades: Cánones y Leyes, Teología, Medicina y Artes y, además otorgaba diversos grados. Tras esta primera y larga etapa fundacional, que abarcó desde 1505 hasta 1771, la Universidad cambió de sede y pasó a instalarse en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús. Es durante el reinado de Carlos III cuando su propósito renovador llega a plasmarse en el Informe y Plan de Estudios de Pablo de Olavide. En 1845 se inicia una tercera etapa centralizadora por la que universidades menores quedan agregadas a otras de mayor entidad, por lo que la Universidad hispalense adquiere una mayor relevancia. Se implanta el Plan Pidal, la Ley Moyano y se dota a la institución de nuevos estudios, cátedras y facultades. Finalmente la Universidad de Sevilla halla una nueva sede en lo que fue la Real Fábrica de Tabacos, de la que el sello reproduce su portada principal, obra del arquitecto Van der Borcht.


Texto: Francisco Vicente Galdón