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SELLO | QUESO MANCHEGO Y AZAFRÁN DE LA MANCHA

QUESO MANCHEGO Y AZAFRÁN DE LA MANCHA

DATOS TÉCNICOS DEL SELLO

Número EDIFIL: 5061


Temática: Gastronomía

Fecha de puesta en circulación: 9 de junio de 2016

Procedimiento de impresión: Offset

Papel: Estucado, engomado, fosforescente

Formato de los sellos: 40,9 x 28,8 mm (horizontales)

Dentado: 13 3/4 (horizontal) y 13 1/4 (vertical)

Formato de la hoja bloque: 133 x 99 mm (horizontal)

Valor postal: 1,30 €

Tirada: 200.000 hojas bloque

Diseño: Konecta BTB, S.L.

INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO

Decir que un producto tiene “denominación de origen”, significa que está sometido a una producción localizada en una zona concreta, con unas características ambientales únicas y del que se generan unidades limitadas.

Los productores que se acogen a la denominación de origen, se comprometen a mantener la calidad del producto lo más alta posible y a seguir los protocolos de producción.

Existen órganos reguladores que vigilan que se cumplan las normas y que autorizan a exhibir la etiqueta correspondiente que otorga esa categoría.

Este año Correos continúa con la serie Gastronomía y emite una hoja bloque dedicada a la Denominación de Origen Protegida de Castilla la Mancha, donde el queso manchego y el azafrán son los protagonistas.

El queso manchego se elabora con leche de oveja de la raza manchega que se alimenta de pasto durante todo el año. Es sometido a una maduración mínima de 30 días para quesos pequeños, y de 60 días para quesos más grandes. Se realiza bien con leche pasteurizada o bien con leche cruda, aunque en el último caso, debe ir etiquetado como “artesano”. Se trata de un queso de pasta prensada, de corteza dura y de firme y compacto, con un color que va desde el blanco hasta el amarillo. Su olor es intenso y fácil de identificar. Su sabor es algo ácido, fuerte y muy característico.

El azafrán procede de los estigmas de la flor que lleva su mismo nombre después de secarlos mediante un proceso de tostado a fuego lento. Fue introducido por los árabes en la Península Ibérica alrededor del siglo XI. La primera referencia escrita sobre este producto, data del año 1720.

La importancia del azafrán en Castilla la Mancha se ve reforzada por obras de carácter pedagógico como El azafranero práctico de Jiménez Martín, e incluso, ha dado lugar a un vocabulario propio recogido en trabajos como El léxico del azafrán en el habla manchega. El azafrán de La Macha está considerado como el mejor de España y uno de los mejores del mundo.