SELLO | CORREO DE RÓTULAS SIGLO XII

CORREO DE RÓTULAS SIGLO XII

DATOS TÉCNICOS DEL SELLO

Número EDIFIL: 2810

Temática: Día del sello

Fecha de puesta en circulación: 27 de septiembre de 1985

Procedimiento de impresión: Calcografía y Offset

Dentado: 12 ¾

Formato del sello: 33,2 X 49,8 mm (vertical)

Valor postal: 17 Pta

Tirada: 4.000.000

INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO

Una rótula era, en la Edad Media, una carta redactada brevemente por una comunidad monacal en un pergamino. En ella después de un preámbulo piadoso, a modo de meditación trascendente, la comunidad daba cuenta de la desaparición de algunos de los miembros del cenobio exaltando en prosa o en verso, los méritos del fallecido y solicitando para éste las oraciones de los demás hermanos de la orden. Se trataba pues, de una especie de carta circular, la llamada ucheda lacrimabilis (carta de las lágrimas) que el porta-rótulas o monje-cartero había de transportar de monasterio en monasterio. 

Previamente al mensaje en la propia rótula, se pedía para el portador comida, albergue y protección. Cada cenobio o iglesia por los que el monje cartero pasaba incluía en “cartas añadidas” los nombres de sus propios muertos. Estas segundas cartas se pegaban o cosían a la epístola primigenia de modo tal que, al paso del tiempo, el mensaje podía alcanzar varios metros de longitud. La llegada del monje porta-rótulas constituía siempre un importante acontecimiento: En la iglesia conventual, el abad ó prior situado en medio del altar principal, daba lectura una a una a todas las cartas que la rótula contenía junto a la presencia silenciosa del resto de la comunidad; después se rezaba por los muertos y. antes de que el monje-cartero partiera de nuevo escribía la suya propia. 

El monje-cartero con la nueva carta añadida a las restantes continuaba su camino. El motivo que se reproduce en el sello que muestra a uno de estos monjes de cabeza rasurada largo sayal toscas botas y alto bordón en el momento de su llegada, ya de regreso, a su abadía de Savigni, en el año 1122, llevando bajo su brazo una rótula que ya ha alcanzado más de cinco metros de longitud, escrita, además, por el anverso y el reverso. El humilde monje ha invertido casi un año en su recorrido.